como los monos de gibraltar

viernes, 25 de marzo de 2011

Las Cajeras de Supermercado y Yo



Hubo una época en la que me agobiaba llevar la tarjeta de crédito con los huequitos del bajorrelieve que forman los números y mi nombre petados de cocaína. O de speed, o de mepha, da igual. Normalmente me daba cuenta justo antes de pagar, y entonces chupaba furtivamente la tarjeta, la secaba contra el pantalón y buscaba el DNI, que como es lógico y normal también estaba hecho un desastre. La cajera hacía su gesto de aprobación que confirmaba universalmente mi identidad y yo me regodeaba con el efecto que los restos de la droga producían de forma inmediata en mi lengua, con la miríada de imágenes que se agolpaban en mi mente, con el efecto Proust de los pequeños detalles.

Pero últimamente paso del tema. He decidido que esos restos ahí se queden. Y ahora, cuando pago en el opencor, sostengo la mirada de la cajera de 18 años con el pelo cardado y pintada como un coche, con esas pintadas que incitan al amor, para descubrir el proceso mental que ocurre en su cabecita, y siempre me encuentro con dos reacciones. O con una mirada rápida que va de la tarjeta a la pantalla que con tanta destreza maneja, como ofendida, nerviosa y casi violada o con una mirada tranquila, que sostiene la mía mientras sostiene la tarjeta y lee mi nombre sembrado de cocaína y me devuelve una promesa, un algo, un nosequé que me dice en voz alta y sin hablar: Soy de los tuyos. Te entiendo. No pasa nada y me gustas.

Entonces mete mis cosas y el ticket de compra en las bolsas y me devuelve la tarjeta con una sonrisa. Me despido amablemente y me piro de allí. Y en cierta manera me alegra el día.

Qué tontería.

18 comentarios:

Manuel Sainz dijo...

Pues si será una tonteria pero que te alegren el dia de esa manera no lo es. Si siempre encontraramos esa complicidad en la gente no necesitariamos recurrir a nada de eso que mancha las targetas de Miguelagnes para sentirnos en paz y hasta alegres.

Anónimo dijo...

En efecto, una gilipollez digna de un retarder.

Don Francisco dijo...

Y digo yo, para tales menesteres: ¿no sería más cómodo y apropiado utilizar una tarjeta en desuso, una de muestra o el abono del primavera club del 2008 mismamente?

ramónimo dijo...

los bajorrelieves lacados con lefa... eso sí que es pawah!!!!!

Pureta gordito con tupé ofrece tema a cambio de biberón dijo...

Lo más logico en estos casos es usar la tarjeta sanitaria.

Tú eres el fantasma cojo de BEE, ¿no?, Miguelín.

Infra dijo...

http://img121.imageshack.us/img121/5484/12994421366671.gif

"bajorrelieves lacados con lefa"

la dependienta que te chupa la tarjeta dijo...

fue una bonita historia, hasta que me entró bajón

Anónimo dijo...

A mí el otro día una me sugirió hacerme la tarjeta Travel, porque voy mucho por allí y siempre me pregunta por ella al pagar. Me contó que era muy útil para acumular puntos canjeables por gasolina, que si tenía coche y tal.

:-(

Superwoobinda dijo...

A mi los farloperos me caen mal y me dan mucho asquete. Siempre que declino una ralla, me salta algún tontico que fijo que es que no me he metido nunca o no le he pillado el punto. Y fijo que me lo dice alguien que se metió su primeras substancias en la universidad a la par que perdió la virginidad.

Yo es que he sido muy precoz, y creo que me he hehco viejo antes de tiempo. Comencé con la dinamica de medios en la adolescencia hasta triturarme el paladar pasados los ventitantos... he llegado a arrastarme por el suelo para lamerlo, a levantar los cojines del sofa cogiendo pelusas pensando que eran restos... y a otras calamidades dependientes que ahora me dan mucho yuyu de contar en voz alta.

Quizas odio a los faloperos por mi viejo, que era uno de cuidado. Cuando yo iba a octavo se dejaba un espejito encima de la tele de su cuarto que yo rebañaba para hacerme chinos. Creo que un dia vio mucha baba y dejó una rallita mierdera hecha, que logicamente yo me crují, a partir de ese dia el espejo desapareció. No hubo comentario ni hostias por eso. Con 17, ya habían conversaciones referidas a ello y ya nos conocíamos todos, llegando a tal confianza que incluso me metí con el y con su hermano unas rallas en casa (cosa que ademas, estuve mucho tiempo sin darle importancia). Pocos años mas tarde, cuando estaba en su epoca de decadencia y mi vieja le había parado los pies, incluso le fui a pillar (a los dos) para noche vieja. De hecho estuve muchos años sacandoles pasta con el chantaje emocional de "a ver si me iba a poner a hacer algo peor", y me la daban, incluso currando.

Cuando esos farloperillos subidos a su parra, con la aletas nasales temboloras me insinúan que no tengo ni puta idea que va el percal e intentan que entre en su camarilla endogamica ofreciendome una, yo me rio socarronamente o les digo "si tu supieras". Esto me lo suelo callar, ya que estas chapas se la suelen tomar como algo moralizante, o aun peor, en la llorera de "tengo que dejarlo, estoy fatal". Si quieres petarte a coca colega, guay, pero que sepas que me caes mal, que no voy a conectar contigo y que cuando se te acabe el caramelito y hagas ademanes de bajona babosa, te va aguantar tu puta madre.

Manuel Sainz dijo...

Ahí , ahí, Superwoobinda. Esclarecedor testimonio el tuyo, y en primera persona además, de lo que es la drogaína.
Sermones morales aparte, en mi molesta opinion también es preferible enfrentarse a la realidad (no es tan terrible como pudiera parecer) que evadirse de ella a costa de acabar con la salud, el dinero y el amor a base de estas substancias. Eso si, allá cada cual con lo que quiera hacer consigo mismo.

Chungo, chunguete, chunguito dijo...

¡Mardita droga, que me robó la libertad!

Doctor Amor dijo...

Agnes, lamento decírtelo así, sin psicoterapia, pero tu no eres maricón, tu eres heterosexual reprimido, está claro que dentro de ti un machote anda suspirando por follarse a las cajeras del super.

martín vigil dijo...

vaginas dentatas, dí que no, corderiyo, tú sigue en lo tullo

Anónimo dijo...

martín bigil, deves tener una tranca encima ......

tarancón el eructón dijo...

hombre, todo hay que decirlo con estilo, si dices que no te drogas y eructas con olor a chorizo de cantimpalo, mala cosa para convencer a la multitud.

Tereso dijo...

acabo de venir del Día y la reponedora que siempre busca complicidad conmigo, ni siquiera me ha mirado, ha seguido rompiendo cartones, no obstante una señora muy amable que realizaba acciones de cajera me atendió muy cordialmente: cereales, zumos de naranja y suavizante para la ropa. Salí conforme, no crean que no.

Manuel Sainz dijo...

Sorprendido estoy de como se cuida Tereso y de como le cuida la cajera. Así ya se puede estar conforme.
La reponedora habrá encontrado la complicidad que siempre buscaba infructuosamente en Tereso en otra persona, por eso ni le habrá mirado.

MiguelAgnes dijo...

Superwoobinda, comparto contigo el rechazo a la cocaína como droga de cabezera. En mi FS lo digo a menudo. También me ha tocado convivir con cocainómanos y sé lo que es. Cuando rechazo alguna ralla me pasa un poco lo mismo, y bueno, tampoco pasa nada. Allá cada uno, supongo...